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lunes, 19 de mayo de 2014

LAS PIEDRAS QUE CAMINAN SOLAS

Las piedras andantes
El fenómeno de las Sliding Rocks, como se conoce popularmente, es una de las cosas más curiosas que he encontrado en los últimos tiempos. Rocas desde 200 gramos hasta 300 kilos, se deslizan a su antojo por la superficie yerma de Racetrack Playa, un lago desecado en el Valle de la Muerte (California). Este lugar es el punto más bajo de Estados Unidos y donde se suelen alcanzar las temperaturas más elevadas de todo el país. Los primeros estudios sobre este suceso se dieron allá por la década de los años cincuenta, aunque ya existen observaciones documentadas desde el año 1915. Decenas de geólogos y estudiosos han tratado desde entonces dar una explicación sensata a este fenómeno, aunque por el momento, todas y cada una de ellas han ido siendo descartadas tras probar su imposibilidad. Lo único que parece claro es que las piedras se deslizan en los periodos de lluvias, puesto que los surcos que dejan son suaves y se deduce que se forman sobre el barro.
La acción humana está descartada, puesto que está prohibido entrar en el lago en esas épocas porque las huellas producidas sobre la superficie pueden permanecer allí durante años, rompiendo de ese modo la naturaleza del lugar. Y esas huellas delatarían el movimiento humano alrededor de las rocas. Aclaro que este es uno de los lugares más secos de Norteamérica y que las escasas lluvias tan solo caen en los meses de invierno, pero cuando esto sucede, gran parte de la superficie del lago se llena con una fina capa de agua de apenas unos centímetros. Descartada la mano del hombre, paso a otras teorías.
Movimientos sísmicos. Esta fue una de las primeras teorías, aunque pasados los años, la tecnología ha demostrado que las piedras se siguen moviendo sin ningún registro sismológico. Movimientos causados por el hielo y la acción del viento. Esta teoría ha sido la que más fuerza a tomado durante muchos años. Se decía que al helarse la capa de agua, los fuertes vientos movían las rocas de lugar. Claro está que no hay que ser un lumbreras para saber que las piedras deberían de estar sobre el hielo, y no unidas a él. Además, estudios posteriores han demostrado que no existen vientos tan fuertes en la tierra para poder mover piedras de ese tamaño. Otros estudios posteriores marcaron grupos de piedras dentro de círculos y pasado un tiempo, algunas piedras de esos círculos se habían deslizado y otras no, y curiosamente, algunas lo habían hecho en direcciones opuestas, de modo, que la teoría del hielo queda también totalmente descartada.
En este punto aclaro un poco el movimiento documentado de las rocas. Algunas de ellas se han llegado a deslizar más de cuatrocientos metros, otras, apenas unos centímetros. Las trayectorias que trazan son totalmente dispares y aleatorias, es cierto que muchas piedras trazan trayectorias paralelas y exactas, pero tarde o temprano se acaba por romper la simetría y cada una acaba por un lado. Incluso en algunos estudios, en los que las piedras fueron marcadas, una de ellas desapareció sin rastro y apareció mucho tiempo atrás en la punta opuesta del lago. Continuo con otras teorías: Movimientos por atracciones magnéticas, es cierto que las entrañas de este lugar son bastante inestables y están surcada por muchas fallas, donde los movimientos del magma son más superficiales y las atracciones magnéticas pueden ser más grandes que en otros puntos, aunque esta teoría, al igual que la de los movimientos sísmicos, también han sido descartadas gracias a la moderna tecnología, que ha probado que ni de lejos, esto sería capaz de mover esas piedras. Y por último y posiblemente la más sensata y simple, movimiento por gravedad. Las observaciones muestran que la gran parte de las piedras se mueven hacia el centro del lago, el desnivel de toda la superficie es apenas imperceptible. Hasta aquí bien, si no fuera porque NO todas las piedras lo hacen, algunas de ellas se mueven en sentido contrario o incluso vuelven sobre sus mismos rastros en sentido contrario al que lo hicieron algún día. Pero aquí entra de nuevo el agua, supongo que cuando llueve, al estar la tierra muy agrietada, el agua se cuela hasta una profundidad considerable, cuando se vuelve a secar, primero lo hacen las capas superiores que en cierto modo, sellan a las capas inferiores, esto hace que se creen pequeños montículos que con el paso de los años pueden tener la pendiente suficiente para que la sola gravedad deslice las piedras. Cuando las piedras están en la zona alta de esos montículos, lógicamente se deslizan hacía el centro del lago, pues el desnivel de este ayuda a que vayan hacia esa dirección, en cambio, si están en el lado opuesto del montículo, se deslizan en sentido contrario. Esta teoría también explicaría porque viajan paralelamente en muchos casos y en otros no. También explicaría porque algunas piedras se mueven y otras que están junto a ellas no lo hacen, los pesos y los tamaños son decisivos en estos casos.
Se podría pensar que la superficie de este lago está viva en cierto modo, y que los aleatorios abombamientos y aplanamientos son los que mueven a su antojo a todas estas rocas. Aunque claro, esto está sin probar todavía porque los procesos son tan lentos que no es nada fácil. Los lugareños no se complican tanto la vida, y atribuyen estos movimientos a los espíritus de los antiguos guerreros indios que por algún motivo, quedaron atrapados en estas enigmáticas rocas.
Artículo de Sinuhé Gorris. Tejiendo el mundo.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

EL GRAN PAITITI


Corazón del corazón tierra india del Paitit a cuyas gentes se llaman indios. Todos los reinos limitan con él pero él no limita con ninguno. Texto escrito en el supuesto mapa del Paititi que encabeza el artículo. Existen muchas leyendas que hablan de ciudades perdidas en Sudamérica, de las cuales la más conocida es El Dorado, pero hay muchas más, como la Ciudad de los Césares y Paititi, a la que dedicaremos esta entrada. La etimología de Paititi es discutida Hans Ertl afirma que significa “dos colinas” o también “dos metales”, “dos jaguares” o incluso “dos imperios”, Belaunde dice que significa “aquel plomo”, Manuel Dominguez lo traduce como “monarca del Titicaca”, mientras que aún otra etimología asegura que el nombre significa “semejanza” y se refiere a que la ciudad está construida a imitación del Cuzco incaico, o quizás a la inversa. Otras fuentes incluso dan nombres distintos a este ciudad, como la Ambaya que es mencionada por Pedro de Candia, aventurero de época colonial nacido en Creta pero naturalizado castellano. Cuentan los libros de historia que a la llegada de Francisco Pizarro y un puñado de soldados estos aprovecharon la situación de guerra civil entre dos medios hermanos, Atahualpa y Huáscar, para acabar con el Imperio Inca, una de las naciones más extensas y poderosas de la época. Con habilidad, tesón y valor, pero también crueldad y artera astucia, este puñado de españoles se hicieron con el control de un imperio gigantesco e increíblemente rico en un tiempo sorprendentemente breve. Pero la leyenda cuenta que antes de que los españoles se hicieran con todo el poder y llegaran a la capital, Cuzco o Cusco, un príncipe inca, otro hermano de Atahualpa y Húascar, tomó los más grandes tesoros de oro de la capital,así como también las momias de sus antepasados, reunió los más encumbrados y santos sacerdotes y sacerdotisas y partió con ellos hacia “Paititi”, una ciudad o fortaleza escondida situada a siete, o diez o cuarenta (depende de la fuente), días de la capital, para no volver a ser visto jamás en el mundo exterior. Se cuenta que para ello habrían utilizado la abundancia de túneles subterráneos que según la tradición no sólo perforan el suelo de Cuzco si no toda la provincia. Otros sitúan estos mismos acontecimientos una décadas después, en 1572, cuando desapareció el estado inca independiente de Vilcabamba, y en dicha ciudad y no en la capital del Tihuantinsuyo. Pero pese a convertirse en las leyendas en el último refugio de los incas derrotados lo cierto es que se dice que la ciudad de Paititi ya era significativamente antigua para entonces, elevada incluso mucho tiempo antes de que Manco Capac fundará, míticamente, el imperio. Todo parece indicar que se trataría de la obra de un misterioso pueblo preincaico, según ciertas referencias se trataría de un enclave que habría sido conquistado o anexionado sólo unos cien años antes del fin del imperio por Tupac Yupanqui (c.1440-c. 1493). Algunos investigadores europeos hablan incluso de un pueblo de raza blanca, incluso rubios y de ojos azules, pero esto responde más a los extendido prejuicios racistas que a ningún indicio firme, pero es ampliamente seguido en círculos ariosofistas alemanes y británicos. Von Junzt, en su Unaussprechlichen Kulten insinúa que el origen de este, y otros restos misteriosos en América del Sur, se encuentra en supervivientes de la destrucción de Mu o alguna de sus colonias. Buscando Paititi En 1538 Pedro de Candia, soldado de Pizarro al que hemos mencionado anteriormente, dirigió la primera expedición en busca de Paititi/Ambaya a la región de Madre de Dios, sin ningún resultado, como tampoco la tuvo la de Juan Álvarez de Maldonado, treinta años después. Pero la promesa de estos tesoros y el rastro de la esquiva ciudad de Paititi, como el de El Dorado, se encuentra en gran parte de las crónicas de los siglos siguientes, de tal forma que en 1679 el gobierno español se vio en la necesidad de prohibir estas expediciones como un gasto insostenible de hombres y dinero. Los primeros buscadores señalaban a una zona muy amplia y escasamente poblada, donde el mundo andino se cruza con el amazónico. En 1780, durante la fracasada rebelión de José Gabriel Condorcanci, o Tupac Amaru II, los rumores volvieron a cobrar forma ya que él mismo se proclamaba no sólo nuevo inca si no también señor de la Amazonía con dominio sobre “el Gran Paititi. Historias populares afirman que su cabeza, cortada por los verdugos, fue robada por sus partidarios para ser enviada también a la mítica tierra de Paititi para descansar con las momias de sus antepasados. Aunque pueda parecer poco probable la posibilidad de la existencia de ciudades incas aún por descubrir es algo que nadie discute, todavía resulta relativamente reciente el “descubrimiento” de la fantástica ciudad de Machu Picchu por el norteamericano Hiram Bingham III en 1911. Las regiones selváticas también son el lugar perfecto para encontrar poblaciones aisladadas desde hace siglos. Por ello la búsqueda, aunque en menor número nunca se ha detenido del todo. Aún a principios de siglo, por ejemplo, se cuenta la historia de un dudoso aventurero llamado Berg, que creyó haber encontrado la pista definitiva, pero su cuerpo fue encontrado cosido a balazos cerca de la frontera peruana. Algunos teósofos y místicos europeos los han vinculado la leyenda de Paititi con la Gran Logia Blanca y han afirmado que Paititi es un enclave sagrado, una ciudadela de la misma clase que Shambhala en el lejano Tibet. Muchos afirman que las leyendas de Paititi formaban parte del acervo que llevó a P.H. Fawcett a su expedición fatídica a las selvas de Brasil, muy lejos sin embargo de donde la tradición sitúa la ciudad de Paititi. Localización Como ya hemos dicho Paititi ha sido buscada en una amplia región de Perú, entre el Amazonas y los Andes, que se designaba en tiempo de los incas con el nombre de Antisuyu. Muchos de los indicios parecen señalar como lugar más probable en la región de Madre de Dios, al sudeste del Perú. Recientemente el hallazgo de unos misteriosos petroglifos en las riberas del río Palotoa, los llamados petroglifos de Pusharo, ha sido saludado como una señal inequívoca de la localización de Paititi. El Profesor Henry Walton Jones, en varios artículos del Archeological review de la universidad de Marshall, ha defendido, de forma minoritaria, la conexión entre el Paititi y la cultura preincaica de los Chachapoyas, en la parte norte del país, su colega británico Harold Oxley ha ido más allá conectándolo con un complejo cultural más amplio pero difuso con su centro en algún lugar del amazonas. Según las descripciones conservadas la ciudad se situaría en el nacimiento de un río que cae impetuosamente en un abismo, dando lugar a una majestuosa cascada. La montaña se halla perforada por cientos de cavernas ramificadas de forma laberíntica a la sombra de una montaña con cinco cimas. En las paredes del valle una serie de terrazas escalonadas ofrecen generosas cosechas y en el centro del valle se alza el templo más sagrado, una recreación o modelo (depende del punto de vista de cada cual) del Coricancha de Cuzco, repleto, incluso recubierto, de oro. Al igual que la antigua capital de los incas todo el valle, y puede que la región circundante, está horadada por una maraña de túneles oscuros. En todo caso las fuentes hablan de un valle, oculto por nieblas y brumas, en plena jungla virgen, sólo accesible por una calzada elevada que discurre al lado de un río de rápido y violento caudal que en algunas narraciones puede crecer y elevarse para cerrar el paso a los visitantes no deseados. Los peligros son abundantes en la jungla circundante, plagada de serpientes e insectos venenosos de todo cariz que parecen multiplicarse en las cercanías de la ciudad. Así las hormigas de fuego parecen utilizar como residencia los troncos de los árboles que rodean la región, formando un invisible ejército que ni los más valientes afronterían sin miedo.
SUPUESTA UBICACION DE EL PAITITI
También se afirma que Paititi está protegida por los paco-pacori, támbién kuga-pacori o simplemente pacori, una tribu formada en las leyendas por los descendientes de los más poderosos guerreros del imperio inca y nativos indeterminados de la jungla, dotados de la fortaleza de unos y el sigilo mortal de los otros. Caracterizados por su gran estatura, más de dos metros, y terrible fama como guerreros, se dice que visten túnicas blancas y portan largas lanzas. A veces se les cree ver haciendo guardia en lugares de la selva para desaparecer cuando intentan ser seguidos o alcanzados. Se dice que los pacori mismos no entran en la ciudad de Paititi, que está sólo abierta al "pueblo sagrado del inca", los descendientes de sacerdotes, sacerdotisas y alta nobleza (y posiblemente algo de sangre de remotos supervivientes muvianos de ser ciertas las leyendas) que tiene su hogar en ella.
Los Tesoros de Paititi Según Garcilaso de la Vega el inca, y otros cronistas, los tesoros llevados por los refugiados incas al Paititi necesitaron para ser cargados nada más y nada menos que 200 llamas. En ellas se cargarían grandes fardos de joyas de oro y plata, pero también las sagradas momias de los gobernantes incas y los adornos y galas de los templos de Cuzco. Entre estos se contaba una cadena de más de 20 metros de largo (algunos dicen que era lo bastante larga como para rodear las murallas de Cuzco) con eslabones de oro gruesos como la muñeca de un hombre, cuyo valor hoy día sería prácticamente incalculable. Pero entre todos estos tesoros muchas veces se afirma, y son muchos los exploradores que han partido por ello en su busca, que se encuentra el ídolo del Punchao o Punchaw (aunque también hay fuentes que lo sitúan en una hipotética sala oculta en algún lugar de Machu Picchu). Este Punchao sería una representación del dios sol de los incas, Inti, en todo su esplendor, descrito a menudo como un disco del tamaño de una rodela o bien como una figura antropomorfa que, en palabras de un cronista, era: “de oro finísimo, con gran riqueza de pedrería y puesto al oriente con tal artificio que, en saliendo el sol, daba en él, (y) como era el metal finísimo, volvían los rayos con tanta claridad que parecía otro sol” También se afirma que esta figura, que era guardado en el principal templo de Cuzco, el ya mentado Coricancha, era el símbolo más alto del poder inca y que si alguna vez fuera descubierto significará el renacer de dicho imperio. No existe testimonio claro de cómo ni cuándo se perdió la pieza, ni por que medios habría llegado a Paititi, se dice que en un primer momento se hizo con ella un tal Mancio Sierra de Leguízamo que luego la perdió en una partida de dados, perdiendose el rastro a partir de ese momento. Pero los buscadores de tesoros deben tener cuidado. Ya que si no nos equivocamos en realidad el altar principal de la ciudad de Paititi lo ocupa una figura mucho más siniestra que el Punchao descrito en las crónicas, oculto bajo un rico paño se encuentra un ídolo de oro que representa a la deidad Ghatanothoa. Este ídolo es sin duda muy valioso, si es cierta la teoría de que habría sido realizada en la tierra perdida de Mu especialmente, pero es también muy peligrosa ya que al tratarse de una imagen perfecta del dios comparte con este la capacidad de petrificar a aquellos que se encuentren ante su presencia.

martes, 26 de noviembre de 2013

LA VERDAD SOBRE LA TIERRA HUECA


A principios de 1970, la Administración del Servicio de Ciencia del Medio Ambiente (ESSA), perteneciente al Departamento de Comercio de los Estados Unidos, proporcionó a la prensa unas fotografías del Polo Norte tomadas por el satélite ESSA-7 el 23 de noviembre de 1968. Una de las fotografías mostraba el Polo Norte cubierto por la acostumbrada capa de nubes; la otra, que mostraba la misma zona sin nubes, revelaba un inmenso agujero donde hubiera debido estar el Polo. El ESSA estaba lejos de sospechar que sus fotos rutinarias de reconocimiento atmosférico iban a contribuir a despertar una de las controversias más sensacionales y célebres de la historia de los OVNIS. En el número de junio de 1970 de la revista Flying Saucers, el editor y ufólogo Ray Palmer reprodujo las fotos del satélite ESSA-7 junto con un artículo en el que manifestaba que el agujero de la foto era real. Durante mucho tiempo, Ray Palmer y otros ufólogos habían creído que la Tierra es hueca, y que los OVNIS provienen y retornan a una civilización de seres superiores que está oculta en su interior inexplorado. En 1970, gracias al apoyo de una fotografía en que aparecía el enorme agujero del Polo Norte, Palmer pudo por fin asegurar que la super-raza subterránea existía y probablemente se podía llegar hasta ella a través de los agujeros de los polos Norte y Sur. En los números siguientes de Flying Saucers apoyó su teoría resucitando otra antigua controversia sobre la "Tierra hueca": la de las famosas expediciones del vicealmirante Richard E. Byrd a los polos Norte y Sur. El vicealmirante Richard E. Byrd, cuyas expediciones polares desataron la polémica sobre la teoría de la tierra hueca.

El primer testigo El vicealmirante Richard E. Byrd de la US Navy fue un distinguido aviador pionero y explorador polar que sobrevoló el Polo Norte el 9 de mayo de 1926 y dirigió numerosas expediciones a la Antártida, incluyendo un vuelo sobre el Polo Sur el 29 de noviembre de 1929. Entre 1946 y 1947, llevó a cabo la operación a gran escala llamada "High Jump" (Salto Alto), durante la cual descubrió y cartografió 1.390.000 km2 de territorio antártico. Las famosas expediciones de Byrd entraron por vez primera en la controversia de la Tierra hueca cuando varios artículos y libros -especialmente Worlds beyond the Poles (Mundos más allá de los Polos), de Amadeo Giannini- pretendieron que Byrd había en realidad volado no por encima del Polo, sino hacia dentro de los grandes agujeros que llevan al interior de la Tierra. Ray Palmer, basándose principalmente en el libro de Giannini, introdujo esta teoría en el número de diciembre de 1959 de su revista y, a raíz de ello, mantuvo una voluminosa correspondencia al respecto.
El mundo científico no fue inmune a esta teoría Leonard Euler, un genio matemático del siglo XVIII dedujo que la Tierra era hueca, que contenía un sol central y que estaba habitada; y el doctor Edmund Halley, descubridor del cometa Halley y astrónomo real de Inglaterra en el siglo XVIII también creía que la Tierra era hueca y albergaba en su interior tres plantas. Ninguna de estas teorías estaba sustentada científicamente, pero alternaban con varias obras de ficción sobre el mismo tema, las más importantes de las cuales eran Las Aventuras de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe (1833), en la cual el héroe y su compañero tienen un terrorífico encuentro con seres del interior de la Tierra; y el Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne (1864), en la cual un profesor aventurero, su sobrino y un guía penetran en el interior de la Tierra a través de un volcán extinguido en Islandia, y encuentran nuevos cielos, mares y reptiles gigantescos y prehistóricos que pululan en los bosque La creencia en una Tierra hueca estaba tan extendida que incluso Edgar Rice Burroughs, el célebre autor de Tarzán, se sintió obligado a escribir Tarzán en las entrañas de la Tierra (1929), en el que el famoso hijo de la selva va a Pellucidar, un mundo que se encuentra en la superficie interior de la Tierra y que está alumbrado por un sol central. La sombra más allá del tiempo (1936) de H.P. Lovecraft transportó el tema a la época actual describiendo una raza antigua y subterránea que dominó la Tierra hace 150 millones de años y que, desde entonces, en el refugio de la Tierra interior, ha inventado aviones y vehículos atómicos, y domina el viaje en el tiempo y la percepción extrasensorial. El enigma de la foto satelital resuelto ¿Y qué hay del enorme agujero que se podía observar en la fotografía de las regiones árticas? La explicación es ridículamente simple y se le podría haber ocurrido a cualquier niño inteligente que supiera algo sobre la rotación diaria de la Tierra. Por desgracia, los entusiastas de la teoría de la Tierra hueca tomaron dicha fotografía como "prueba" sin antes consultar con nadie mínimamente experto en el asunto. La fotografía es un mosaico de imágenes de televisión tomadas por el satélite durante 24 horas, que muestran la Tierra desde diversos ángulos. Las imágenes fueron procesadas por una computadora y unidas de modo que formasen una vista total de la Tierra como si el observador se hallase en un punto directamente encima del Polo. Durante esas 24 horas, todos los puntos en las latitudes ecuatoriales y medias recibieron luz solar durante algún periodo de tiempo, y aparecen iluminados en la fotografía compuesta. Pero las regiones cercanas al Polo estaban en ese momento sumidas en la oscuridad permanente del invierno ártico. Por ello hay una área no iluminada en el centro de la foto.